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Cómo afecta el running a los huesos

Practicar running es beneficioso para la estructura ósea, ya que la fortalece y previene lesiones posteriores. Sin embargo, es importante cuidar de los cartílagos para evitar que puedan resentirse los huesos.

 

Cuidar la estructura ósea es vital ya que proporciona soporte y apoyo a nuestros órganos, además de ser uno de los grandes responsables en la realización de los movimientos corporales.

 

Es común pensar que los huesos son estructuras rígidas que no cambian, pero lo cierto es que cambian constantemente y con la práctica de deporte, como el running, se ven afectados.

 

Por ello, si eres corredor es importante que conozcas ciertos aspectos importantes sobre los huesos y su proceso de remodelado óseo, gracias al cual se conservan.

 

El remodelado óseo

El remodelado óseo es un proceso donde se reemplaza el hueso viejo por el nuevo en su misma zona anatómica. En este proceso participan dos tipos de células, los osteoclastos y los osteoblastos que actúan sinérgicamente sobre una superficie ósea.

 

Los osteoclastos se encargan de reabsorber parte del hueso (viejo), y los osteoblastos de formar la matriz del nuevo hueso, además también se encargan de su mineralización, llenando así la cavidad ósea previamente creada. Por tanto, para que nuestros huesos estén sanos es importante que exista equilibrio entre dichas células, de modo que mientras se absorbe el hueso se genere el nuevo.

 

Los  adultos renuevan el tejido óseo del 5-10% al año, y aunque este proceso existe toda la vida, generalmente a partir de los 30 años empieza a paralizarse.

 

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¿Cómo afecta el running a los huesos?

Para entender cómo afecta el running a los huesos hay que conocer los factores que influyen en el equilibrio mencionado antes, entre la reabsorción del hueso y la formación ósea, entre los que también están la genética, las hormonas, la nutrición, etc.

 

Estos factores determinan la cantidad y la calidad del nuevo hueso, y en ello el deporte, en este caso el running, juega un papel  importante ya que sirve como estímulo para las células óseas.

 

De hecho, está demostrado que el ejercicio físico es imprescindible para que los huesos se desarrollen correctamente.

 

La acción muscular ejerce una tensión en el hueso que es detectada por la red de osteocitos del fluido óseo, que como reacción produce óxido nítrico e IGF-I (prostaglandinas). Así, estimulan tanto su actividad como la de los osteoblastos, originando una mayor formación ósea.

 

El proceso contrario ocurre con la falta de actividad muscular y el reposo, acelerando la reabsorción del hueso.

 

Sin embargo, debemos tener en cuenta  que los huesos sufren daños debido a los impactos que se producen al correr. Cuando los sometemos a una cantidad de impactos superiores a los que puede soportar, existe el riesgo de sufrir fracturas por estrés, una de las lesiones comunes de corredores.

 

Dado que los huesos son capaces de autorepararse y se fomenta su desarrollo con la actividad muscular, es importante prestar especial atención al cartílago, ya que es más común que sufra lesiones, como la artrosis.

 

El cartílago articular es la capa de tejido antifricción y antiimpacto que cubre los extremos de los huesos que unen las articulaciones como la cadera, la rodilla, el tobillo y el pie. Dado que su desgaste es más reposado y su capacidad de reparación más lenta (inefectiva con la edad), es aconsejable cuidarlo intercalando el running con bicicleta o elíptica (entrenamiento de rodamiento articular). De este modo actúan como un masaje articular libre de impacto.

 

Si, además, quieres favorecer la reparación y el mantenimiento de los huesos y cartílagos te recomendamos seguir una dieta saludable, acorde a tus necesidades calóricas y nutricionales, acompañada de complementos alimenticios naturales, como el diseñado por Probelte Pharma para deportistas, el Keriba SportÉste, entre otros beneficios, tiene efecto antiinflamatorio, ayuda a reducir el cansancio y la fatiga e inhibe la degradación del cartílago.