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Fatiga muscular y contracturas

Al  realizar ejercicio físico, o un gran esfuerzo,  de forma continuada, nuestro cuerpo puede debilitarse: nos falta energía, fallan las fuerzas o incluso se pueden sufrir calambres musculares. Este debilitamiento se conoce como fatiga muscular, que supone la pérdida total o parcial de nuestra capacidad física para seguir realizando una determinada acción. Nuestro músculos son incapaces de llevar a cabo un movimiento debido a la falta de fuerza para seguir funcionando.

 

Cuando esto ocurre, los músculos carecen de los niveles adecuados de calcio, glucógeno y agua, necesarios para llevar a cabo una contracción y relajación muscular eficiente. Al no recuperar el estado de relajación, junto a la acumulación de ácido láctico que sufre el músculo, se producen molestias musculares, contracturas y lesiones musculares.

 

Tipos de contracturas

Las  contracturas musculares son una contracción continuada involuntaria que provoca que la musculatura permanezca constantemente en tensión, generando hinchazón y endurecimiento de los tejidos musculares, comúnmente conocidos como «nudos».

 

Existen diferentes tipos de contracturas que dependen de cómo se originen:

 

  • Contractura durante un esfuerzo. Se produce cuando se realiza un esfuerzo elevado y el organismo no es capaz de depurar los metabolitos que se generan durante el mismo. Como consecuencia, éstos se acumulan y crean dolor e inflamación en la musculatura implicada, dando lugar a la contractura.

     

  • Después del esfuerzo. Ocurre cuando después de llevar a cabo un gran esfuerzo, los músculos están agotados, les faltan nutrientes y no son capaces de recuperar su estado de relajación.

     

  • Tras una lesión.  Éstas son consecuencia de la función protectora de los músculos. Durante una lesión, ya sea una fractura ósea o un esguince, los músculos de  alrededor tienden a contraerse durante un tiempo prolongado para proteger la zona. Una vez se ha tratado y curado dicha lesión, esa musculatura no puede volver a relajarse y se producen las contracturas.

     

prevenir fatiga muscular

 

Cómo prevenir la fatiga muscular

Para prevenir la fatiga muscular y las contracturas es importante:

 

  • Evitar el sobreesfuerzo mediante una planificación de los entrenamientos, organización del trabajo y un buen descanso.

     

  • Realizar calentamiento y estiramientos. Antes de cualquier actividad o esfuerzo físico es importante preparar al cuerpo para el esfuerzo al que va a ser sometido. De igual forma que es necesario estirarlo al terminarla, para ayudar a la musculatura a recuperar su estado de relajación.

     

  • Mantener una buena hidratación. La hidratación es fundamental para la salud, ya que permite mantener las fibras musculares con un tono adecuado, lo que evitará la fatiga muscular y las posibles contracturas.

     

  • La alimentación. Llevar una dieta equilibrada y adaptada a nuestro ritmo de vida es necesario para cubrir las necesidades nutricionales y que el organismo funcione. Para evitar la fatiga muscular son necesarios los hidratos de carbono (pasta, arroz o cereales)  que aportan glucógeno y dan energía; proteínas para favorecer la recuperación y la regeneración del tejido muscular;  grasa, vitaminas y minerales que podemos encontrar en las frutas, verduras y frutos secos.

     

Para alcanzar los niveles adecuados de dichos nutrientes podemos añadir a nuestra dieta complementos alimenticios naturales. Keriba Sport, uno de los complementos de la línea Keriba, está especialmente diseñado para deportistas, a base de extracto de granadas frescas, magnesio y Vitamina B6, y contribuye a reducir el cansancio y retrasar la fatiga, al tiempo que mejora el rendimiento físico. Es un complemento altamente eficiente por la alta concentración de sus componentes y porque es 100% natural, sin disolventes orgánicos ni productos químicos.

 

  • Descansar y dormir bien. La musculatura se recupera y se crea durante la noche, mientras el cuerpo está en descanso. Por ello es tan importante descansar y dormir las horas necesarias para que tu organismo se recupere tras el esfuerzo.

     

  • Evitar el estrés, ya que cuando vivimos situaciones de alto estrés nuestra musculatura tiende a tensarse demasiado, de forma involuntaria y continuada, generando contracturas.

     

  • Tener una postura correcta. Una buena higiene postural ayuda a mantener en buen estado la elasticidad de la musculatura, evitando la aparición de contracturas.

     

  • Realizar masajes antes y después de realizar un esfuerzo o actividad física, especialmente cuando se es propenso a sufrir molestias o contracturas.

     

  • Contrastes frío-calor, que podemos realizar con el agua de la ducha, para mejorar la circulación sanguínea y mejorar la tonicidad y elasticidad muscular. Además, ayudará a la relajación. En caso de lesión, la aplicación de hielo en zonas inflamadas ayudará a la recuperación y reparación de los músculos afectados.